Entre el miedo y la expectativa

La victoria nacional del mileísmo responde a multiplicidad de factores. El miedo y la esperanza fueron dos factores que actuaron en forma conjunta. Una gran parte de quienes habían votado por Milei en 2023 sentían que la expectativa que habían puesto en quien les había prometido un nuevo futuro se les evaporaba detrás de denuncias de corrupción, vínculos con el narcotráfico, un dólar que comenzaba a crecer, reservas cada vez más escasas y el fantasma del default.

El cuestionamiento crecía a tal punto que solo tres de cada diez le reconocían a Milei capacidad de gestión. Pero la aparición de Trump como prestamista de última instancia le dio una ayuda fundamental. No solo porque tener ese soporte le dio a un sector del electorado históricamente vinculado al no peronismo la expectativa de que con esa ayuda se estará por el buen camino, sino además porque el presidente del país del Norte fue claro. Si Milei no gana, la ayuda se termina.

En otros términos: voten a Milei porque si no vuelve la inflación y el país nuevamente defaultea. Y el país repitió algunos porcentajes similares a los de años en donde solo se votaron legislativas (2017 y 2021), para las fuerzas antagónicas al peronismo, mientras este va mostrando un lento pero persistente declive. En las dos situacioners anteriores y en esta, la principal fuerza no peronista rondó entre los 41 y 42 puntos de voto. En sentido inverso, en 2017 sumados el kirchnerismo, el peronismo y el massismo obtuvieron 39 puntos, en 2021 cayeron al 33% y en 2025, en su piso, obtuvieron el 31%. Esa es la otra parte de la historia. Mas allá de la discusión que tiene el peronismo respecto a si tuvo o no razón Kicillof en adelantar las elecciones provinciales, lo cierto es que una diferencia de casi 14 puntos de votos con un presentismo exiguo fue una invitación a Mieli y a Trump a advertir que lo que ellos llaman comunismo podía volver.

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Siempre dijimos que la elección de octubre no era similar a la de septiembre. En la primera de ellas los protagonistas eran los concejales y, por ende, los intendentes. En la de octubre, segundos afuera. Pensado desde los intendentes fue un acierto porque se aseguraron concejos deliberantes propios. Visto desde la perspectiva del peronismo nacional, una cachetada de realidad que lo muestra como una fuerza política sin propuestas de futuro, y con liderazgos en pugna que se anulan los unos a los otros.

Si hubiera vencido el peronismo en la Provincia, Kicillof se podría haber convertido en la cabeza de la renovación partidaria. Ahora los gobernadores y referentes del interior miran a Cristina como un obstáculo y al gobernador como un perdedor. Claro que con eso no les alcanza con ser los nuevos referentes nacionales. Mientras el peronismo se enfrasca en la lucha por la identidad y el liderazgo, Milei tiene la iniciativa a su favor. Puede convocar al diálogo, puede presentar leyes, puede intentar avanzar con su paquete de reformas. Pero ante el vacío de la opción, su gran desafío será mostrar que están equivocados quienes dudan de su capacidad de gestión, con la ventaja de que llegan al 40% quienes se identifican con sus ideas. Sería algo así como si estuvieran tocando una melodía que me gusta oír pero no me gustara el director de la orquesta.

El jueves anterior a la elección, nuestros estudios nos mostraban que, si bien la corrupción continuaba liderando los problemas nacionales, por debajo acechan las preocupaciones económicas. En paralelo y alentados por la ayuda de Trump, las expectativas a un año habían crecido 6 puntos, llegando al 39%.

Este es el desafío del Gobierno: mejorar la vida de los argentinos por encima de las argucias financieras. Su tema ahora es el bolsillo de los argentinos.

*Consultor y analista político.

Fuente: Perfil.com