En el marco de un nuevo webinar organizado por SyC Inversiones, el economista Esteban Domecq, director de Inveq Inversiones, presentó un agudo diagnóstico de la economía argentina en 2025, en un contexto que definió como de “estabilización tensa”, con una fuerte segmentación sectorial y una macroeconomía que busca equilibrio a costa de dolor distributivo.
Con un enfoque dividido en cuatro etapas —desde el “ajuste virtuoso” de diciembre pasado hasta la actual fase electoral— Domecq describió una dinámica económica donde conviven señales positivas en la macro con síntomas preocupantes en la micro.
De la recesión al reacomodamiento: cuatro etapas para entender el presente
Domecq ordenó su análisis en una secuencia de etapas para explicar el recorrido de la economía desde el cambio de gobierno:
Etapa 1 (diciembre 2023): Un “ajuste fiscal sin precedentes” de 5 puntos del PBI, que permitió domar la inflación inicial, a costa de una recesión extrema.
Etapa 2: Una leve salida del valle, pero sin consolidación. “Hubo síntomas de mejora, pero el BCRA no logró revertir reservas netas negativas. Fue un agotamiento asintomático”.
Etapa 3: Turbulencias crecientes. El riesgo país, que había bajado a 550, se disparó a casi 1000 puntos en abril. La intervención del Banco Central logró contener la brecha cambiaria tras el acuerdo con el FMI, en una suerte de “reset” económico.
Etapa 4 (abril a octubre): Estabilización con tensión. El tipo de cambio oficial converge con el dólar blue, el BCRA sale de la hemorragia de dólares, pero la inflación núcleo sigue siendo el enemigo final. La política cambiaria queda supeditada a los tiempos electorales.
Un dólar que preocupa y una inflación que da respiro
Según Domecq, el dólar oficial ya está “reprimido” y, aunque el gobierno quiere mantenerlo en la parte baja de la banda, el mercado lo empuja hacia arriba. En términos de convertibilidad, “el uno a uno” actual equivale a 940 pesos. Aun así, con esta dinámica, la inflación cedió del 25% mensual heredado al 1,5% registrado recientemente.
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Sin embargo, aclaró que el fenómeno no es homogéneo: la suba de precios se concentra en servicios regulados y estacionales, mientras que la inflación núcleo sigue dando pelea.
Cinco puntos de dolor para el sector privado
El economista identificó cinco tensiones clave para las empresas:
Márgenes de rentabilidad comprimidos, especialmente en sectores como indumentaria, frutas y verduras.
Tipo de cambio que no beneficia ni a exportadores ni a sectores que compiten con importados.
Costo financiero altísimo: tasas de préstamos personales en torno al 72% y plazos fijos al 31%.
Recuperación sectorial desigual: desde sectores que rebotan con fuerza, como autos o shoppings, hasta otros que no arrancan, como gastronomía o comercio.
Apertura económica: la mayor sensibilidad de algunos nichos frente al ingreso de productos del exterior.
¿Y el consumo? Bien, pero no tanto
En la “micro”, el escenario también es ambiguo. Aunque los índices de confianza del consumidor mejoraron, la capacidad de compra comenzó a mesetarse. “Los salarios se recuperaron desde abril, pero ahora se estancan. Estamos en un ingreso de equilibrio”, señaló Domecq.
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La economía, sostuvo, no está en crisis sistémica, pero sí vive una “crisis sectorizada”. Mientras que la construcción perdió casi un 20% de empleo en el último año, ya muestra signos de reversión. “No hay destrucción neta de empleo, pero sí mucha disparidad”, explicó.
¿La economía se recupera? Sí, pero en cuatro velocidades
Para Domecq, la economía avanza en una curva en V con trampas: sectores que cayeron fuerte y ya rebotaron, otros que aún no lo hicieron, y algunos que ni siquiera cayeron. “Estamos en una recuperación del 5%, más rápida de lo que se esperaba. Pero mayo y junio mostrarán una leve baja”.
El gran desafío es pasar del rebote a un crecimiento sostenible. “El programa económico debe hacer un switch: pasar de estabilización a crecimiento real”.
Un futuro con dólares, pero sin pesos (¿o no?)
Aunque la promesa del boom exportador y minero aparece como ancla optimista —con 300 proyectos en distintas etapas— el presente sigue atado al cortoplacismo. En marzo, el mes pico de la cosecha, la balanza comercial fue deficitaria.
“No es cierto que no haya pesos —afirmó Domecq—. Hoy el circulante equivale a 90 mil millones de dólares. Está creciendo en términos reales. El problema no es la cantidad, sino la velocidad y el destino de esos pesos”.
Domecq cerró su presentación con una imagen clara: la economía se estabiliza, pero duele. Y ese dolor no es parejo: lo sufren más los sectores expuestos a la apertura, a los costos financieros y al dólar. Sin embargo, sostuvo que si se mantiene el rumbo, Argentina puede matar a la inflación, pero necesitará algo más que estabilidad para crecer.