«Cierta vez cuando estaba en el Templo Kiyomizu», de Sei Shōnagon

En el Suplemento Cultura de Diario PERFIL ofrecemos cada semana «Narcolepsia. Coordenadas para una aproximación a la poesía», y el elegido en esta ocasión es «Cierta vez cuando estaba en el Templo Kiyomizu», de Sei Shōnagon:

Cierta vez estaba en el Templo Kiyomizu en un retiro, escuchando con profunda emoción el

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potente canto de las cigarras, cuando un mensajero especial me alcanzó una nota de Su Majestad la

Emperatriz, escrita en una hoja de papel chino teñido de rojo:

Cuenta cada eco de la campana del tempo

cuando toca a vísperas desde el costado de la montaña.

Entonces sabrás cuántas veces

mi corazón late de amor por ti.

“Qué estadía tan prolongada estás cumpliendo —agregó—. Seguramente te das cuenta de cuánto

te extraño”. Como había olvidado llevar conmigo un papel adecuado, escribí mi respuesta sobre el

pétalo de un loto púrpura*.

* El pétalo es artificial, y su color alude al atardecer, momento en que escribe su respuesta

(Trad. Amalia Sato)

Sei Shōnagon (966-1025) fue una diarista, poeta y cortesana japonesa cuyo ingenioso y erudito El libro de la almohada (Makura no Sōshi) exhibe un estilo de prosa japonés original y es una obra maestra de la literatura clásica japonesa. También es la mejor fuente de información sobre la vida en la corte japonesa durante el período Heian (794-1185).

Sei Shōnagon era hija del poeta Kiyohara Motosuke y estuvo al servicio de la emperatriz Teishi (Sadako) en la capital de Heian-kyō (Kioto) desde aproximadamente 993 hasta 1000. Se sabe poco sobre su vida fuera de su época en la corte. Su El libro de la almohada, que abarca ese período, consiste en parte en memorias vívidamente relatadas de sus impresiones y observaciones y en parte en categorías como “Cosas molestas” y “Cosas que distraen en momentos de aburrimiento”, dentro de las cuales enumera y clasifica a las personas, los eventos y los objetos que la rodean. La obra es notable por las sensibles descripciones que hace Sei Shōnagon de la naturaleza y la vida cotidiana y por su mezcla de sentimientos apreciativos y los juicios de valor distantes, a veces cáusticos, típicos de una mujer sofisticada en la corte.

El fragmento aquí presentado pertenece a la edición de El libro de la almohada (Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2024), en traducción de Amalia Sato.

Fuente: Perfil.com