Un mecánico tardó en entregar un auto, el cliente fue al taller y lo desfiguró

Carlos Rey se había tomado un descanso. Estaba agobiado, no se sentía bien y decidió sentarse un rato en un cuartito de su taller mecánico en Villa Devoto, para revisar su celular y distenderse unos minutos. En ese instante dos hombres ingresaron al lugar y fueron directamente hacia él.

Eran los hijos de un cliente que le había dejado una Volkswagen Surán hacía unos días y, como todavía no se los había entregado, fueron a buscar una venganza inentendible. No le dieron tiempo de reaccionar, ni siquiera se pudo levantar de la silla por la cantidad de golpes que le propinaron. Además, trabaron la puerta de la habitación para que nadie pudiera entrar a ayudar a la víctima.

Tras el brutal ataque, los agresores escaparon amenazando al resto de los mecánicos del taller. El hombre de 63 años quedó tendido en el suelo con el rostro ensangrentado. Debió ser trasladado de urgencia al hospital Zubizarreta con traumatismo de cráneo. Toda la escena había quedado grabada por las cámaras de seguridad del lugar ubicado en la calle Tinogasta al 4931.

La víctima fue atendida de inmediato. Había sufrido un Traumatismo Encéfalo Craneal pero se encontraba fuera de peligro y sin pérdida de conocimiento por lo que este martes fue dado de alta. Al hablar con la prensa informó que realizó la denuncia policial y contó lo sucedido.

«Les dije a los empleados que iba a descansar porque me sentía mal, tenía pico de estrés. Me dormí en la oficina y escuché que abrieron la puerta. Estaba todo apagado. Me trato de reincorporar, miro el celular semidormido y ahí me arrebató», detalló.

Del atacante, explicó: «Lo vi una sola vez. Es el hijo de un cliente que nos costaba terminar el auto. No lo reconocí. Me arrebató estando sentado. Me decía que me iba a matar y que le comprara una camioneta nueva. Todas boludeces», manifestó.

En relación a los golpes, trazó un paralelismo con el crimen de Fernando Báez Sosa: «Me dio piñas y patadas en el piso como mataron a Fernando. Me pegó cuatro piñas, me tiró contra el piso, me trabó con la rodilla y me empezó a dar. Las piñas fueron como macetazos. No sé cómo estoy vivo. No sé cómo no me rompió la cabeza».

Dijo además que en ningún momento pudo reaccionar y que sus empleados no podían ayudarlo porque el agresor había trabado la puerta al ingresar a la oficina.

«En 30 años nunca tuve un altercado así. Teníamos un retraso en la entrega como cualquier taller. Yo la predisposición la tengo. No es para matar a nadie, las cosas se hablan», cuestionó.

Sobre su estado de salud, remarcó: «Estoy con antibióticos y cosas para el dolor. No veo bien. Tengo una fisura en la mandíbula y todas las contusiones del golpe. Los médicos me dijeron que me cuide porque como estoy anticoagulado puedo tener una hemorragia cerebral más adelante».

«Estoy roto… hecho mierda. Están relocos, redrogados… Ya estábamos terminando de lustrar el auto».

La causa quedó en manos del fiscal Ezequiel Gradella quien a través de las imágenes pudo identificar a los agresores.